Starship Troopers, la novela

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Starship Troopers – Robert A. Heinlein – EEUU, 1959
Título Español: Tropas del Espacio

Robert A. Heinlein (EEUU, 1907) es tradicionalmente considerado, junto con Isaac Asimov y Arthur C. Clarke, uno de los «tres grandes» de la ciencia ficción. Una apreciación puramente subjetiva -como casi todo lo concerniente a lo literario-, pero que nos da idea de la influencia de este autor. La ciencia ficción no suele ser fácil de adaptar a medios audiovisuales, sobre todo las obras más ambiciosas del género, y por ello estos «tres grandes» aún no han sido llevados muchas veces al cine, aunque cada uno tiene al menos una obra emblemática convertida en película: De Clarke se tomó su obra corta El Centinela como base de la monumental 2001; de Asimov se adaptó Yo, Robot; y de la obra quizá más conocida de Heinlein, Starship Troopers, existe (en orden cronológico) una serie de anime, un largo de imagen real -con dos secuelas de bajo presupuesto-, una serie de animación occidental y, por último un largo de animación japonesa. En la serie que inaugura este artículo examinaremos casi todas las encarnaciones de la obra, aunque por supuesto empezaremos por el libro original.

Heinlein escribe Starship Troopers en 1959, con una edad más que respetable, 52 años, y el libro le vale la obtención de su segundo premio Hugo, el galardón más prestigioso de la ciencia ficción. La historia es extremadamente simple: escrita en forma de diario, narra las experiencias militares de Johnnie Rico, un joven que decide alistarse en la I.M. (Infantería Móvil) de la Federación Terrestre.

La mayor particularidad del mundo de Starship Troopers -que se sitúa en el siglo XXII- es la existencia de un gobierno mundial en el que la plena ciudadanía se obtiene únicamente tras prestar servicio en el ejército durante un cierto periodo de tiempo (como mínimo dos años). Se trata de una afiliación totalmente voluntaria, casi sin restricciones de acceso y con la renuncia permitida en cualquier momento, pero que resulta condición imprescindible tanto para votar como para optar a un cargo político. Johnnie pertenece a una familia adinerada en la que ninguno de los miembros es ciudadano, y su padre recibe un terrible disgusto al conocer la noticia de su alistamiento, que le parece totalmente innecesario y poco menos que un capricho. De hecho el propio joven está lleno de dudas al principio, pero desea descubrir si puede ser algo más que «el hijo del jefe», y ciertamente su andadura militar lo cambiará por completo.

Starship Troopers  es mitad narración militar, mitad tratado moral, impartido mediante largos parlamentos puestos en boca del profesor de Ética en el instituto de Johnnie o de algún oficial superior. A través de ellos, Heinlein expone una particular visión sobre la vida y la sociedad, exaltando los sentimientos de responsabilidad individual y de servicio público, y rechazando con rotundidad las ideologías socialistas. Es importante saber que Heinlein sirvió como ingeniero naval en el ejército durante su juventud, experiencia que sin duda moldeó su personalidad. La gran tesis del libro es que un electorado y un gobierno formado únicamente por ex militares crearían una democracia muy perfeccionada, por este simple motivo: un militar, si bien tiene defectos como cualquier humano, después de un cierto tiempo sirviendo a su nación -o planeta- ha demostrado que antepone ante todo el bienestar colectivo, jugándose su propia integridad física para defenderlo.

Huelga decir que esta visión fue polémica en su momento y lo es quizá más en la época actual, pero Heinlein no exalta el militarismo, sino que más bien nos plantea qué valor tienen los derechos democráticos cuando no se ha hecho nada por ostentarlos. ¿Puede valorar la condición de ciudadano alguien que ha nacido con ella? El debate, que el autor suscitó hace 50 años, es tremendamente actual en estos tiempos en los que los ciudadanos de los países occidentales reclaman cada vez más derechos, pero parecen rehuir las responsabilidades. El planteamiento de Heinlein puede parecer extremista -¿quizá intencionadamente?- pero merece ser examinado con detenimiento. Frente al «todo gratis», se nos presenta la estricta disciplina de la I.M. como forjadora del cuerpo y el alma, con reglas durísimas pero equitativas.

En cuanto al aspecto puramente narrativo, la historia no tiene grandes giros -a excepción de un reencuentro bastante sorprendente- y se limita a describir las campañas del protagonista, con una batalla final algo más trascendente, pero que no podemos calificar propiamente de clímax. No obstante, la narración y las teorías morales expuestas se hacen extremadamente interesantes y el libro se lee con gran rapidez (o así fue en mi caso). El estilo no tiene ninguna floritura, y lo único que se le puede reprochar es que las acciones bélicas no siempre están descritas con la deseable claridad. Un elemento que creo es original del libro es el traje militar acorazado y computerizado -una suerte de exoesqueleto que amplifica enormemente la capacidad de desplazamiento y combate- y que se convertiría en un elemento habitual de la ciencia ficción posterior. También se introduce el concepto de una raza extraterrestre inteligente de seres insectoides con una mentalidad de colmena; el mismo tipo de antagonistas que usaría brillantemente el hoy denostado Orson Scott Card en El juego de Ender.

Seguramente no pueda llamarse a Starship Troopers novelón de ciencia ficción, pero sí que es un libro extremadamente entretenido y bastante audaz, que invita al lector a pensar. Esto es algo a lo que debe aspirar la ciencia ficción -el género especulativo por excelencia- y es también lo que me lleva a recomendarlo.
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